Wednesday, June 10, 2009

No importa donde...

Acabo de encontrarme esta foto en mis documentos y decidí ponerla aquí. Es el vecindario donde vive mi hermana en este momento, en nadamás y nadamenos que Alaska! (ok ok, no no vive en un iglú). Esta foto me encanta pero me hizo recordar algo importante: Que la relación entre mi hermana y yo se ha mejorado muchísimo con los años. Nuestra vida fue muy dificíl, pero sobretodo nuestra relación, por diferentes motivos que no quiero citar ahora no únicamente no fuimos amigas sino fuimos hasta cierto punto rivales.
Ahora las cosas han cambiado y podemos platicar como amigas aunque aún hay muchas reservas entre nosotros, yo no le cuento muchas cosas y ella me cuenta a mí únicamente lo que "debo o puedo " saber. En fin. lo que importa es que apesar del tiempo que nos costó sabernos respetar , cuidar, e incluso admirar; a pesar de lo que batallamos para hablar con el corazón y compartir tiempo juntas, lo que importa es que todavía estamos vivas y que tenemos toda una vida por delante para compartir lo que venga, y aunque ella esté en su iglú y yo en el desierto, siempre ella será parte de mí y yo de ella NO IMPORTA DONDE estemos.

Monday, June 01, 2009

A la Madre!...

Tengo más de dos semanas queriendo escribir a cerca de las mamás. Todo empezó cuando una amiga muy querida me llamó llorando para decirme como su Mamá sin quererlo, la había herido profundamente con sus palabras y la Mamá ni siquiera se ha dado cuenta. ¿Por qué será que las mamás piensan que cuando una hija termina una relación amorosa, el mejor consuelo es que ellas nos digan: -Como es posible que no sientes cabeza!,- Te vas a quedar sola!, -De seguro ya mandaste al muchacho por un tubo!. ??. De verdad, quien les dijo a las Mamás que así se consuela a alguien cuando termina una relación??? O será que en realidad se han vuelto tan insensibles al dolor de sus hijos que no se dan cuenta???.
A veces me sorprendo de como algunas Madres reaccionan ante la vida y ante ciertas situaciones; por supuesto podremos encontrar miles de historias de madres de diferentes personalidades, pero en esta ocasión y aunque muchos de ustedes no las conozcan yo quiero platicarles sobre un tipo de Mamá en particular : la Mamá mártir.
Este tipo de Mamá es muy fácil de identificar: - ellas dieron la vida por sus hijos y ahora sus hijos los "malagradecidos" hacen más caso a sus esposos o esposas, no las van a ver porque tienen que atender a sus hijos (asumiendo claro, que los hijos y el marido deben de ser después que ellas), ah !y nadamás las quieren para cuidar a los nietos, o para hacer de comer (todo esto en palabras de ellas mismas). Son el tipo que nunca aprecian a sus hijos, es decir , no importa que ellos hayan trabajado desde pequeños, o que hayan empezado un negocio, o que hayan terminado no una, sino dos carreras... no eso no es apreciable, lo apreciable es que no les dan dinero, que les contestan mal y se enojan con ellas y que siempre repelan cuando se les pide algo. Son el tipo de mamás que con el paso del tiempo se vuelven tan insensibles a lo que sus hijos sienten, que lo único que perciben, es el dolor que está dentro de ellas mismas, ese dolor y esa amargura que han acumulado a través de los años con una serie de decisiones mal tomadas.
Cabe aclarar que nosotros como hijos no somos nadie para juzgarlos (también hay casos de Papás mártires), y el cuarto mandamiento de la ley de Dios nos enseña: "Honrarás a tu Padre y a tu Madre" incluso a mí me tocó leer en una ocasión un verso de Sirácida que citaba que "la maldición de una madre llega hasta los cimientos" . Wow, que palabras tan fuertes!, pero sobre todo que tarea tan difícil para ambas partes, porque aunque lo veamos desde el punto de vista de que los padres o las madres a quienes me refiero en particular, son a quienes debemos respetar, yo me pregunto ¿y que hay de los hijos? acaso por ser hijos no nos merecemos amor, cariño, respeto, admiración por lo poco o mucho que logramos? acaso no nos merecemos ser tratados como hijos y ser elegidos por nuestros padres en lugar de preferir a otro miembro de la familia o incluso a alguien que ni siquiera es parte de la misma?.
Dicen que nadie te enseña a ser padre o madre y lo sé que algun día lo experimentaré en carne propia, pero me pregunto si al día de hoy, las personas que han conocido madres o padres como a los que me estoy refiriendo alguna vez encontraron la forma de ayudarles a cambiar esa forma de ver la vida. Hay alguien que lo haya logrado? Hay alguien que haya ayudado a vencer ese sentimiento que vive dentro de ellas que les dice que el mundo entero está en su contra? Hay alguien que haya encontrado la fórmula para hacerles entender que para ser feliz hay cosas que valen mucho más que dinero para gastarlo en las maquinitas (entiéndase como maguinitas otros sinónimos como , comprar cosas que no necesitan, o cualquier vicio)? O hay alguien que haya logrado que una mamá mártir ame a quienes están a su alrededor por el simple hecho de estar con ellas y no por lo que les pueden ofrecer? Hay alguien que haya realmente ayudado a esas madres que están tan agobiadas por su propia baja autoestima resultado de su aparente fracaso como mujer (llámese divorcio, madre soltera, madre dejada) . Si si hay alguien por favor, que me contacte!.
De que están enfermas no tengo la menor duda, enfermas de falta de amor o de lo que ellas en su alma tan lastimada perciben como amor. Lo que me domina el pensamiento día y noche y lo ha hecho por mucho tiempo, fue mi frustración por no haber encontrado yo ninguna de esas respuestas, no haber apoyado a encontrar ese tipo de soluciones en la vida de ese tipo de personas, y esta frustración ha estado ahí por 20 años!.
Tengo tantas y tantas respuestas posibles, tantas soluciones que se podrían intentar, tantos antídotos para la depresión, herramientas para luchar contra la ludopatía, contra la baja autoestima, contra la incomprensión, no solo he leído, he ido a conferencias, he pedido consejo a quienes tienen la sabiduría para apoyar en situaciones como esta, y aún así he fracasado.
Sí! fracasé en mi intento de ayudar a ese tipo de personas, y me rendí. Y todo porque un día recapacité y tuve que priorizar lo que estaba haciendo con MI vida.
Apreciemos a nuestras madres solo por el hecho de llevarnos en su vientre, ya que con ello nos han regalado lo más preciado que es la vida, por lo cual siempre les tendremos que estar agradecidos. Disfrutemos de la compañía de ellos, Hagamos cuanto podamos por que el tiempo que pasemos en su compañía sea agradable, así dure solo cinco minutos... esa es nuestra misión para con ellas (os).
Sin embargo, como decía al recapacitar sobre mi propia vida me dí cuenta que mis prioridades estaban equivocadas, así que la prioridad a quien tiene que tenerla que es Dios, y después de ahí, muchas cosas cambiaron. Él me ayudo a entender que la enfermedad de mi madre va más allá de lo que está en mis manos solucionar, Él me ayudo a entender que al enviarme una Mamá con ese problema me hizo a mí ser una mejor mujer por y a pesar de ella, Él me ayudó a entender que de no ser por las cosas que he pasado no me habría acercado a Dios para pedirle consuelo y consejo cuando no sabía cual era la mejor respuesta... y finalmente lo entendí.
Entendí que no importa cuanto lea, o a cuantas conferencias acuda, no importa a cuantos Psicólogos, Psiquiatras, Sacerdotes o Hermanas yo consulte, la única forma de que ella se alivie de todas esas enfermedades es que ELLA MISMA LO DESEE, Y HAGA ALGO AL RESPECTO.
Nuestra misión es honrar a nuestros padres, y si es necesario poner tierra de por medio para no herirse mutuamente es también una forma de honrarlos, dejar de juzgarlas (lo más difícil) , hacer cuanto se pueda por alejarse cuando sabemos que las cosas terminarán mal, no abandonarlos del todo , pasar tiempo de calidad con ellos aunque cueste muchísimo trabajo encontrar al menos esos cinco minutos para hacerlo. Y por último : También nuestra misión es dejar de sentirnos culpables, inmerecedores o causantes de el dolor y sufrimiento de aquellas que han decidido permanecer en sufrimiento constante y no hacer nada por sí mismas.
Así que, no nos queda más que seguir pidiéndole a Dios que sea Él quien envíe el antídoto necesario para la sanación de esas almas tristes y martirizadas, y que nos dé a nosotros la sabíduría de no cometer los mismos o peores errores en nuestra vida y que sea Él quien nos lleve de la mano cuando tengamos que estar en el lugar que nuestras madres o padres están ahora.